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Mostrando entradas de marzo, 2023

GRACIAS , PETER RABBIT…

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GRACIAS , PETER RABBIT… Lillian Calm escribe: “Pero volvamos a Peter.   Era díscolo, pero seamos justos: jamás habría incendiado predio alguno. Para eso hay que ser violentista y tener una ideología perversa, y a él solo lo traicionaba su corta edad. Por lo demás, tal como esa corta edad traiciona a muchos jóvenes de hoy”. Siento que tengo muchísimo que agradecerle a Jorge Montes. Si en su calidad de ministro de la Vivienda y Urbanismo no se hubiera referido a los conejos como agentes propagadores del fuego en el tan incomprensible drama desatado en el sur, jamás me habría acordado de  The tale of   Peter Rabbit  (1902). El conejo Peter no propagaba incendios pero era malazo, con esa maldad inocente de los niños traviesos. Mientras memes y más memes se han mofado en todo este tiempo de las palabras del ministro, a mí me recordó algunos de los cuentos más maravillosos producidos por la literatura infantil inglesa. El de  Peter Rabbit  y toda su parentela de conejos. Releer a la autora B

GRETE MOSTNY REVIVIDA

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  GRETE MOSTNY REVIVIDA  Lillian Calm escribe: “Con el fin de asustar a la gente, me decía,  se presume que cada momia tiene su maldición (  que se seque la mano que toque mi cuerpo ). El mito cundió a raíz de todos los accidentes casuales que sufrieron los descubridores de Tutankamón. Sin embargo James Henry Breastead, el último arqueólogo que estudió su tumba, murió en Nueva York a los 70 años (entonces era una edad avanzada) tranquilamente en su cama”. La noticia me hizo retroceder varias décadas. Supe que el Museo Nacional de Historia Natural ha catalogado, y ahora tiene a disposición de investigadores, gran parte del trabajo de quien fuera su directora entre 1964 y 1982: la austríaca Grete Mostny. Si bien aún falta mucho, hay que reconocer que lo logrado también es demasiado, por evaluarlo de alguna manera.   Fue en esos años sesenta, a fines. Yo me iniciaba en el Periodismo y estaba recién titulada (o por dar el examen de grado) cuando llegué a entrevistarla a la dirección del Mu

JORGE EDWARDS, CRONISTA MAGNO

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JORGE EDWARDS, CRONISTA MAGNO Lillian Calm escribe: “Me aseguró entonces que no depondría las armas. Y las letras catapultarían al escritor, aunque las circunstancias rescatarían al diplomático: embajador en la rue de la Motte Picquet, París, sería un buen colofón. Él había estado destinado a esas oficinas como segundo en tiempos del embajador en Francia Pablo Neruda: más que una circunstancia para él esa llegó a ser una prolífica fuente de inspiración”. Lo entrevisté por primerísima vez en una oficina de la Cancillería, situada   entonces en el Palacio de La Moneda. Terminaba la década de los sesenta. Joven diplomático dado a las letras, recuerdo como si fuera hoy esa oficina, compartida con otros funcionarios. Quedaba al final del pasillo y la ventana daba hacia la Plaza Bulnes. Me pareció más bien distante. Era uno de los doce escritores que yo había incluido en mi memoria de título y, a diferencia de los otros once  (desde Manuel Rojas, Francisco Coloane, Enrique Bunster hasta otro

LIBRO REVIVE A GONZALO VIAL, UN HOMBRE QUE AMÓ A CHILE

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LIBRO REVIVE A GONZALO VIAL, UN HOMBRE QUE AMÓ A CHILE Lillian Calm escribe: “Dominaba los temas-país. Defendía los derechos humanos como pocos, y no solo para cacarearlos; esto lo llevó incluso a ser mal interpretado e incomprendido. Por eso tal vez no duró mucho como ministro de Educación, pero él y María Luisa Vial, su señora, hicieron por la educación en Chile lo que no creo que muchos hayan hecho”. No recibió el Premio Nacional de Historia. Bien por Gonzalo Vial y malo por ese premio que, como otros premios nacionales (con excepciones), está más que desprestigiado. Lo decía en 2009 en una columna mía cuando el historiador y académico murió, y lo reitero ahora cuando en estos días aparece una esperada biografía que tiene como autores al también historiador Álvaro Góngora, a la periodista Elena Vial (su hermana) y a la actriz María Paz Vial (una de sus hijas). Se titula  Gonzalo Vial Correa, un hombre que amó a Chile  (Ediciones Universidad San Sebastián). Y doy fe de ese amor a Chi

EL DÍA DE…

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EL DÍA DE… Lillian Calm escribe: “ Podría hablar de muchos otros ‘días’ -no solo del de la Mujer-, tema que si bien me entretiene también me supera. Pero a mí el que más me gusta es el Día de la Marmota. Lejos.  Se celebra en el pueblo de Punxsutawney, estado de Pensilvania. cada 2 de febrero. Fue prácticamente hace un mes… y todo está sujeto al comportamiento de la marmota Phil, que predice la duración del invierno. Depende de si ese 2 de febrero el animal sale y deja de hibernar, o permanece en su guarida”. Cuando aún resuenan los ecos del  Día de la  Mujer (cuesta que se apaguen) me entretiene detenerme en el porqué de esta profusión de celebraciones que, de un tiempo a esta parte, jalonan ya no los calendarios de grueso papel que colgaban en las cocinas, sino todo tipo de aplicaciones computacionales. Otrora, recuerdo, había un Día D (no el Día de…): era el histórico desembarco en Normandía en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, que culminaría con la victoria de los Aliados.

DOS FRASES PARA BORIC

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DOS FRASES PARA BORIC Lillian Calm escribe: “Si bien se advertía (y las pruebas abundan) que al Presidente le hacían falta largas vacaciones, no es menos cierto que la magnitud del drama vivido en las tierras incendiadas, tal vez intencionalmente la mayoría, no podía sino obligar al mandatario a desplazarse  in situ  y retomar las riendas de un hecho que está por evaluarse. Repasemos frases declaradas por terceros a distintos medios periodísticos que hoy resultan absolutamente absurdas y anacrónicas”. Mirando retrospectivamente hacia febrero me encuentro con dos frases que las autoridades repitieron y repitieron hasta el hastío. La primera: que el Presidente Boric había viajado a Punta Arenas como un chileno más. Y, ¿como quién querían que viajara? Que yo sepa es chileno y, segundo, no iba a desplegar el avión presidencial sino, como lo hizo, recurrió a un vuelo de itinerario. ¿No lo han hecho así autoridades anteriores? Es decir, eso era lo normal. No lo extraordinario. Pero luego vin