Entradas

Mostrando entradas de abril, 2020

SERGIO ONOFRE JARPA

  Lillian Calm escribe: “Supo alejarse a tiempo de la vida pública de una vez y para siempre, y entonces viajó a refugiarse en su campo donde podía incluso vestir con sus queridos aperos de huaso.  Amante genuino de Chile, de lo chileno, del campo, del caballo,  días después de su muerte me asomé a través de un video a su funeral en el Parque del Recuerdo. Aparecían poquísimas personas, según las normas debido a la pandemia; y se oía la voz de alguien que guitarra en mano entonaba una canción muy suya…”. Lo recuerdo como si fuera hoy. Era la hora de almuerzo. Estábamos sentados alrededor de la larguísima mesa del comedor en la embajada de Chile en Argentina, ahí en la bonaerense calle Tagle. La conversación era distendida, a lo mejor artificialmente distendida ya que flotaba en el ambiente el peligro de una guerra. De pronto apareció un secretario y se dirigió, nervioso, a quien hacía de cabecera. Le dijo algo al oído y el entonces embajador Sergio Onofre Jarpa, con gesto serio, dejó l

A LOS MUERTOS DEL COVID

  Lillian Calm escribe: “…tras esos fríos guarismos hay muchos ‘yo’, tantos como muertes anuncian diariamente los medios informativos. Detrás de esas cifras hay personas con sus nombres y apellidos, con sus vidas, sus familias, sus preocupaciones, sus inquietudes, sus anhelos y esperanzas”. Cuando oigo que ayer en tal parte -no solo en Chile sino también en otros países-  los muertos por la pandemia apenas fueron X me da un vuelco no solo el corazón, lo que suele ser un lugar común, sino también el alma. Porque el alma, al menos la mía, también suele dar vuelcos. Por supuesto, y no lo niego, X es menos que Z y ya es un avance, un verdadero logro contra el virus. Un deseado aplanamiento de la curva. Por lo demás, si no es con números cómo vamos a sumar, cómo llevar la contabilidad de miles y miles, cómo se pueden elaborar estadísticas y tasas de letalidad…  Pero sin convencerme siempre tiendo a lo mismo: al menos en mi imaginación, a tratar de desglosar esa X. Y la desgloso porque tras

MAQUIAVELO MÁS VIGENTE QUE NUNCA

  Lillian Calm escribe: “…singularmente, no conoció a los ‘príncipes’ del siglo XXI (algunos más de peso y otros, aunque utilice un término vulgar, más bien de pacotilla), pero ya en el siglo en el que vivió sin duda tenía mucho donde inspirarse”. No recuerdo si fue en la Universidad pero en algún momento, más por obligación que esparcimiento, tuve que  leer “El Príncipe” de Maquiavelo: un libro escrito en el siglo XVI, verdadero tratado político, que sin que siquiera se lo imaginara su autor,  se retrotrae al pasado y se proyecta al presente de nuestros días. Más aún pareciera tener cada vez mayor vigencia. Maquiavelo, singularmente, no conoció a los “príncipes” del siglo XXI (algunos más de peso y otros, aunque utilice un término vulgar, más bien de pacotilla), pero ya en el siglo en el que vivió sin duda tenía mucho donde inspirarse. Decidí escribir esta columna y traer esa obra hoy a colación tras oír la homilía virtual (claro, en estos tiempos de pandemia imposible que sea presenc

LA COLUMNA DE OLAIZOLA QUE ME HA LLEGADO AL ALMA

  Lillian Calm escribe: “Como periodista me ha interesado enormemente por su forma de entrevistar y de escribir columnas, siempre ágil, cercano y desplegando una dosis de fino humor.  Al margen de los libros sin duda lo más singular son estas, sus columnas, escritas para diferentes medios y plagadas de anécdotas de su familia, sus nueve hijos y de su mujer por casi setenta años, Marisa, a quien siempre ha calificado, título tras título, libro tras libro, columna tras columna, como su ‘asesor literario’”. Al leer su último escrito quedé helada. Hubo una época en que no solo leía los libros de José Luis Olaizola sino que los coleccionaba. Es uno de los más prolíficos autores españoles actuales  (y digo autores porque sus géneros van desde la historia y el periodismo, pasando por crónicas de viaje y guiones de cine, hasta la literatura infantil). Como periodista me ha interesado enormemente por su forma de entrevistar y de escribir columnas, siempre ágil, cercano y desplegando una dosis d

MUY LIBRE DESDE MI CONFINAMIENTO

  Lillian Calm escribe: “…decidí encauzar mi encierro leyendo sobre la libertad. Recordé entonces unas páginas que había tenido entre mis manos cuando yo creía que era absolutamente libre, porque salía cuando quería, a donde quería y cómo quería. Pero, ¿ por qué eso era libertad y no lo que estoy viviendo o, más bien,  estamos viviendo, ahora? Desde mi encierro me he hecho un firme propósito: no sentirme encerrada. Y no solo porque he comenzado a leer lo que no he leído, a escribir lo que no he escrito, a ordenar lo que no he ordenado, sino simplemente porque soy libre.  Tan libre como lo soy, también, para dolerme enormemente ante las muertes que ya va dejando esta pandemia no solo en forma impersonal, sino con nombres y apellidos de amigos de amigos, lo que temo cada vez se va a ir haciendo más frecuente. ¿El primero? Martín, amigo de infancia de grandes amigos míos de Salamanca. ¿Cómo puede una persona libre sentirse encerrada? Y para reforzarme en esta convicción decidí encauzar mi