Entradas

Mostrando entradas de junio, 2020

EL QUIÉN ES QUIÉN DEL MANDAMÁS DE LA OMS

  Lillian Calm escribe: “…da la nefasta casualidad que por primera vez en la historia de ese organismo internacional dependiente de Naciones Unidas, su mandamás no ostenta el título de médico. En segundo lugar procede de un país, Etiopía, donde el avance sanitario, por decirlo diplomáticamente, no destaca por su eficiencia.  En tercer lugar, y para ello me remito a informes internacionales, este ex comunista, que hoy se reconocería como marxista leninista, tiene una cercanía con China que al parecer es innegable”.  Me acecha una duda desde hace varias semanas: ¿se habría expandido tanto esta pandemia si el señor Tedros Adhanom Ghebreyesus no fuera el director general de la Organización Mundial de la Salud? Y lo peor es que estoy por responder que no. En primer lugar da la nefasta casualidad que por primera vez en la historia de ese organismo internacional dependiente de Naciones Unidas, su mandamás no ostenta el título de médico. En segundo lugar procede de un país, Etiopía, donde el a

EL ZARANDEADO COLÓN

  Lillian Calm escribe: “No voy a caer en comparaciones con el estallido social desatado en Chile y que tuvo como pato de la boda al general Manuel Baquedano entre otros, y donde se desplegaron enseñas que no eran nacionales y que ahora han reaparecido en estas protestas foráneas. El lector entiende y no hay ni siquiera que especificar”. Me preocupa Cristóbal Colón y ¿cómo no me va a preocupar si descubrió nuestro continente en el siglo XV y ahora, en pleno 2020, sus estatuas son decapitadas, botadas al suelo, tiradas a un río?  ¿Quiénes están detrás de ese revisionismo histórico impulsado para abatir los vestigios de un pasado que nos pertenece a todos? Huelga la respuesta. No voy a caer en comparaciones con el estallido social desatado en Chile y que tuvo como pato de la boda al general Manuel Baquedano entre otros, y donde se desplegaron enseñas que no eran nacionales y que ahora han reaparecido en estas protestas foráneas. El lector entiende y no hay ni siquiera que especificar. En

DEFUNCIONES

  Lillian Calm escribe: “Cada día parecen aumentar y pienso también en todas esas muertes que no se avisan en las páginas de los diarios, porque no se ha querido o no se ha podido. Pero cada una es importante. Son 'yos' con  sus circunstancias, sus familias, sus improntas, sus alegrías y dolores”. Hay dos secciones del diario que, llueve o truene, no dejo de leer: cartas al director y defunciones. O, más bien, defunciones y cartas al director, en ese orden. Curiosamente ninguna de ellas obedece a elaboración de periodista alguno aunque, claro, reconozco que debe haber una cabeza pensante para seleccionar apenas una decena entre la infinidad de cartas que se reciben y, también, para cortar esos excedentes que siempre sobran en una buena redacción. Las cartas al director me dan una cierta orientación de por dónde van las preocupaciones, inquietudes y vivencias de los otros lectores, y la página de defunciones… para qué decir. No solo me informa de quiénes ya no están entre nosotr

LOS CINCO AÑOS DE LA “LAUDATO SI”

  Lillian Calm escribe:  “Se trata de cuidar la plantita verde y todo lo verde. Sí, por supuesto, pero también el embrión humano, y para ello y para descubrirlo en sus páginas es necesario darse un tiempo y leer la encíclica de pé a pá”. Con imágenes de plantitas verdes muchos han conmemorado los cinco años de una de las encíclicas más contundentes que nos ha entregado el Papa Francisco: la “Laudato si” (Te alabo Señor). Las encíclicas siempre se titulan con sus primeras palabras y en este caso no son del Papa Francisco; él, consciente de que iban a darle el título a su escrito, las tomó de un texto poético de san Francisco de Asís. En otras palabras, del santo de quien no solo lleva el nombre en su pontificado, sino de quien inspira muchas de sus acciones. En el “Cántico de las criaturas” el autor le agradece a Dios por todas las criaturas del mundo: “Laudato si’, mi’ Signore” o “Alabado seas, mi Señor”, cantaba el santo de Asís en el lejano siglo XIII. Pero se equivoca quien interpre