JOSÉ MIGUEL BARROS, EL ANTI DON ESTEBAN DE GAMARRA
Lillian Calm escribe: “El país le debe demasiado a su talento: fue el agente de Chile en los arbitrajes de Palena y del Beagle, miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, y embajador (agreguemos ‘de carrera’) en los Países Bajos, Estados Unidos, Perú y Francia. También con su valentía jamás temió que muchos lo tildaran de ‘conflictivo’ pues demasiadas veces se requiere ser ‘conflictivo’, sobre todo cuando se tiene el peso del arte de negociar”. Estoy en deuda y quiero saldarla si es que puedo, porque tras décadas dedicadas como periodista más que a la política internacional a la política exterior de Chile (y entrevistando a uno y a otro embajador) he permanecido muda tras la muerte de José Miguel Barros. Y es que de él no solo se puede decir muchísimo, sino que hay que medir qué se va a decir. El país le debe demasiado a su talento: fue el agente de Chile en los arbitrajes de Palena y del Beagle, miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, y embajad...