DEL HAMBRE TAMBIÉN SE PUEDE PROFITAR
Lillian Calm escribe: “Los números de la pandemia aumentan pero, ¿a cuánto llegarían sin los esfuerzos del ministro de Salud, Jaime Mañalich, por hacer frente al Covid 19 como si se encontrara en un campo de batalla de esos que no dan tregua alguna?”. No tengo empatía alguna hacia el ministro Mañalich. Lo encuentro, sin conocerlo personalmente, poco simpático, poco amable. Pero si de mí dependiera le levantaría una estatua, ya, ahora, y en un lugar donde el chileno sin cultura no pudiera jamás derribarla. Los números de la pandemia aumentan pero, ¿a cuánto llegarían sin los esfuerzos del ministro de Salud, Jaime Mañalich, por hacer frente al Covid 19 como si se encontrara en un campo de batalla de esos que no dan tregua alguna? Fui muy crítica de La Moneda por su respuesta (perdón, por su no respuesta) ante el denominado estallido social que prácticamente destrozó un país que, si bien queremos con toda el alma, nunca alcanzó en años pretéritos el carácter de aquellos que fueron virre