AD PORTAS DE LA EUTANASIA
Lillian Calm escribe: “ Quien firma esta carta entiende de la materia, pues es miembro del Centro de Bioética de la Pontificia Universidad Católica. Su texto fue motivado por un nuevo capítulo protagonizado por la Convención Constituyente, pero esta vez no se trata del medio ambiente, ni de los animales, ni de la propiedad, ni del Poder Legislativo, ni de las facultades del Presidente de la República, ni tampoco de la edad de jubilación de los jueces. Se trata de la vida misma”. Brevísima pero a la vez contundente es la Carta al Director que la filósofa Alejandra Carrasco envió recientemente al diario La Tercera . Pienso que así deberían ser siempre esas cartas -sea cual fuere el tema tratado-, en lo que con el tiempo se ha convertido en un verdadero género literario. Y esa síntesis viene a ser la antítesis de esos interminables y aburridos párrafos de los que algunos hacen gala, aunque el tema al que se refieran sea tan sensible como el del que ahora se trata: la eutanasia. Quien