Siento que tengo muchísimo que agradecerle a Jorge Montes. Si en su calidad de ministro de la Vivienda y Urbanismo no se hubiera referido a los conejos como agentes propagadores del fuego en el tan incomprensible drama desatado en el sur, jamás me habría acordado de The tale of Peter Rabbit (1902).
El conejo Peter no propagaba incendios pero era malazo, con esa maldad inocente de los niños traviesos.
Mientras memes y más memes se han mofado en todo este tiempo de las palabras del ministro, a mí me recordó algunos de los cuentos más maravillosos producidos por la literatura infantil inglesa. El de Peter Rabbit y toda su parentela de conejos.
Releer a la autora Beastrix Potter, reconozco, para mí no ha sido un zambullón literario muy profundo, pero lo gocé. De eso se trata, además, entre tanta lesera que se escribe por ahí. Rescatar las no leseras.
Beatrix Potter es considerada una de las más grandes autoras de literatura infantil de todos los tiempos. Y lo es no solo como escritora; también como ilustradora. Sus dibujos, diseñados en principio solo por entretención y no para ser publicados, han producido libros y más libros, y además todo tipo de objetos y porcelanas inglesas, incluso Wedgwood.
Este año nada menos que el Covent Garden de Londres abrirá sus puertas a los niños viviendo la Pascua de Resurrección, para que puedan acercarse a Peter Rabbit, dibujarlo, sacarse fotografías con él y pasar una tarde inmersos en los personajes que ideó la autora.
Su producción se calcula, hoy, en más de 150 millones de ejemplares traducidos a treinta y cinco idiomas.
Peter y sus hermanas Flopsy, Mopsy y Cottontail (él con su característica chaqueta azul y sus zapatillas) fueron a jugar al bosque. Peter desobedeció las órdenes de su madre y entró donde no debía: fue perseguido por el señor Mc Gregor que, lógicamente, defendía las verduras y las legumbres que crecían en su huerto. O quizás en un mero jardín. Pero el hecho es que Peter perdió en su loca carrera chaqueta azul y zapatillas, las que terminaron vistiendo el espantapájaros del señor Mc Gregor.
Beatrix no se centró solo en protagonistas conejos. Escribió, por ejemplo, The tale of Tom Kitten, el gato , y su última obra editada, en 1920, tiene como personaje central a un chanchito: The Tale of Little Pig Robinson.
Pero volvamos a Peter. Era díscolo, aunque seamos justos: jamás habría incendiado predio alguno. Para eso hay que ser violentista y tener una ideología perversa, y a él solo lo traicionaba su corta edad. Por lo demás, tal como esa corta edad traiciona a muchos jóvenes de hoy.
Qué agrado de lectura.
Gracias, Peter. Gracias Beatrix Potter.
Lillian Calm
Periodista
30-03-2023