DOS LEONES CONSAGRAN A NEWMAN, DESDE AHORA DOCTOR DE LA IGLESIA

 



DOS LEONES CONSAGRAN A NEWMAN,

DESDE AHORA DOCTOR DE LA IGLESIA

Lillian Calm escribe: “Dos Leones con mayúscula (XIII Y XIV), más los papas Benedicto XVI y Francisco, han reconocido ante el mundo los méritos de un pastor anglicano converso al catolicismo, cuyo mérito fue su honesta búsqueda de la verdad”.

Como sorpresa califica Paula Jullian, profesora docente de la Facultad de Educación de la Universidad Católica de Chile, el reciente nombramiento de san John Henry Newman (1801-1890) como doctor de la Iglesia.

Dos Leones con mayúscula (XIII Y XIV), más los papas Benedicto XVI y Francisco, han reconocido ante el mundo los méritos de un pastor anglicano converso al catolicismo, cuyo mérito fue su honesta búsqueda de la verdad.

El 19 de septiembre de 2010  Benedicto XVI lo beatificó en  Inglaterra; en 2019, el papa Francisco lo canonizó; ahora León XIV lo declarará doctor de la Iglesia. Y fue otro León, León XIII -sin duda quien le inspiró su propio nombre al nuevo pontífice-, quien en 1879 lo consagró cardenal como reconocimiento por todo lo que había hecho por la Iglesia Católica en Inglaterra y por la Iglesia universal.

 Su nombramiento como doctor de la Iglesia será una de las primeras medidas del pontificado de León XIV. Tal vez quien fuera el padre Francis Prevost, de habla inglesa nativa, lo conoce bien tras haber leído su obra al revés y al derecho en su propio idioma.  Además podemos pensar que, con ello, el nuevo Papa enfatiza la trascendencia que tiene, en momentos de confusión, la búsqueda de la verdad.

 

Un recién llegado

Pero, ¿qué piensa ante este nuevo doctor de la Iglesia Paula Jullian, que tanto se ha interiorizado en su obra?

-Fue muy inesperado. Se comentaba que algún día se le otorgaría este reconocimiento, pero era algo que se contemplaba para un futuro lejano. Habitualmente la Iglesia lo confiere no en décadas, sino siglos después de la muerte y canonización de los santos.

-¿Qué significa ser doctor de la Iglesia?

-El título de doctor de la Iglesia se confiere a santos que hayan realizado una contribución a la teología, a la doctrina y a la vida cristiana. Esto se entiende con el aporte a través de sus estudios, pensamiento o escritos, de nuevas luces sobre cuestiones ya tratadas, o descubrimientos relativos a nuevos aspectos no considerados antes en la tradición católica.

-¿Y en el caso de san John Henry Newman?

-En su caso se hablaba de esta posibilidad por la novedad con que se aproximó a ciertos temas con la mirada fresca de un converso, un recién llegado, y vislumbró nuevas dimensiones de las verdades ya conocidas por los católicos. Destaca su profundización en temas como la conciencia, el desarrollo de la doctrina de la fe, el papel de los laicos en la Iglesia, y la relación de fe y conciencia. Estas enseñanzas ya eran parte del acervo teológico de la Iglesia desde hace siglos, pero Newman, fruto de su oración y vida interior profundizó en ellos de tal modo que, en sus escritos reveló alcances de una hondura que no se habían contemplado antes. Esta mirada proviene de un converso que no se formó según la escolástica tomista del catolicismo. Newman se remontó a los primeros siglos del cristianismo y descubrió perspectivas que ya habían sido tratadas por los Padres de la Iglesia, y que él redescubrió y desarrolló ampliamente en sus escritos.

 

Sabio con dulzura de alma

-Los escritos de Newman no suelen ser fáciles debido a su  profundidad intelectual…

-Aquí curiosamente se produce una dicotomía. Efectivamente, Newman escribió tratados de filosofía, teología, educación y otros temas que son una joya, pero son complejos. Suponen algo de formación intelectual y, por lo tanto, requieren de bastante estudio para adentrarse en ellos. Pero, por otra parte, tiene escritos personales, oraciones y sermones que son sencillísimos y preciosos, al alcance de cualquier cristiano, los cuales reflejan una tierna vida interior y una piedad muy infantil. A uno le impresiona que un sabio de su categoría haya tenido esa dulzura en su alma.

-¿Cuál ha sido el aporte de Paula Jullian, como investigadora y traductora, para acercar a Newman al lector?

-Me involucré con la persona de Newman a través de su trabajo en el campo de la educación y, desde ahí, comencé a explorar otras áreas de su pensamiento. Al poco andar observé que todos los temas que trataba estaban muy íntimamente relacionados. Partí por la obra Idea de una Universidad, un clásico de la educación. Era una belleza, pero pesado de leer. Por eso decidí traducirlo a un castellano lo más simple posible, asequible a cualquier lector. Luego trabajé en un segundo volumen de la misma obra, parte bastante menos conocida. Quisiera poder dedicarle más tiempo, ya que aún queda mucho de la obra de Newman sin traducir. Probablemente a ello se deba que en el mundo hispano hablante sea poco conocido.

 

Su gran pasión

 -¿Piensa entonces continuar en esta tarea con otros escritos de Newman?

-Por supuesto. Me encantaría, ya que es dar a conocer a un genio y, también, a un santo, y eso sí que vale la pena. Muchos de quienes han leído el libro sin saber nada de él, se han interesado por conocerlo más. La vida de un santo siempre es edificante y en este caso se trata también de un converso en su honesta búsqueda de la verdad. Dentro de poco aparecerá la publicación de ese segundo volumen y, además, estoy trabajando en varios otros artículos sobre él.

-Uno de los biógrafos de Newman, el sacerdote estadounidense Juan R. Vélez, titula uno de sus libros sobre él Pasión por la verdad. ¿Fue esa su gran pasión?

-Ciertamente fue lo que más distinguió a Newman. Parte importante de su aporte fue su lucha contra todas las corrientes de pensamiento liberales. Luchó por aclarar los errores de numerosas ideologías y corrientes filosóficas del momento, tales como racionalismo, relativismo, secularismo, utilitarismo y otras. Veía en ellas errores de fondo en lo referido a la persona y la fe, es decir, a la verdad. Fue una lucha en los medios de comunicación, en esos días solo los diarios, pero además recurrió a folletos, conferencias y sermones. Esta defensa no fue siempre bien recibida y dio origen a una fuerte hostilidad de parte de sus contemporáneos. Esto se agudizo más aún luego de su conversión.

 

Acusado de traidor

-Sus biografías s develan  sus  enormes sufrimientos…

-Tuvo enormes sufrimientos. Tras su conversión fue acusado de traidor a la Corona y a su iglesia. Por lo demás, los católicos no lo acogieron con cariño. Por el contrario, fue objeto de sospechas y envidias, lo que significó que fuera muy marginado del mundo católico en lo que se refiere a la jerarquía y al clero. Sus feligreses, en cambio, se mostraron siempre muy fieles a él.

Incluso por su defensa de la verdad fue objeto de innumerables calumnias y falsas acusaciones; muchos de sus proyectos fueron malentendidos o fracasaron, y sus palabras fueron tergiversadas. Fue llevado a juicio, el que perdió ya que el jurado estaba totalmente en su contra. Fue acusado al Vaticano de herejía.

Y termina:

-A causa de su conversión, su familia dejo de hablarle de por vida (excepto una hermana con quien se escribía), sus amigos se alejaron. Perdió su prestigio dentro del mundo en que se movía y, también, su trabajo; ello le significó, además, perder sus ingresos y su hogar en Oxford. La suya fue una vida muy dolorosa, pero él la vivió con alegría.

 

Lillian Calm

Periodista

07-08-2025

 

 BLOG: www.lilliancalm.com


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