Me impresiona la animadversión del Presidente Donald Trump hacia las universidades de su propio país. Particularmente, hacia Harvard, tan bien conceptuada entre moros y cristianos y, además, la primera de las primeras, fundada en el ya lejano 1636. Incluso se calcula que 161 alumnos que serían futuros Premios Nobel han pasado por sus aulas.
Por eso, desde Chile y desde tantos otros países, importa tanto viajar a Harvard y obtener algún cartón, el que sea. Porque Harvard es Harvard. Hoy 30 chilenos estudian allá, pero son más de mil los que han obtenido un grado académico.
Como estoy en conocimiento de que muchos connacionales no solo han ido a estudiar, sino que han aportado académicamente también lo suyo, entré a su sitio, en la web para conocer, por ejemplo, quiénes han ido a conferenciar allá en el último tiempo. A dar las famosas lectures.
Pero no alcancé a indagar mucho porque acto seguido me encontré, y con gran despliegue, con el nombre y la fotografía (vistiendo el traje de su etnia) de Elisa Loncón, presidenta de la primera y fracasada Convención Constitucional. Lo reconozco, ahí no más me quedé y, enfatizo de inmediato, ella no fue como oyente sino como expositora.
Comprobé que mi hallazgo era cierto y no una fake news más de tantas. Era tal cual. Su tema: Chilean constitutional reform (me parece que no es necesario traducir). Su performance data del martes 31 de enero de 2023, supongo que cuando hacía uso de su polémico año sabático otorgado por la Universidad de Santiago. ¿El escenario? El Harvard Radcliffe Institute (Instituto de Estudios Avanzados de esa Casa de Estudios).
El tema no solo contempló la fallida reforma constitucional, sino la madre naturaleza, la mujer mapuche y las perspectivas de descolonización.
Como su exposición quedó grabada decidí a oírla: analizó la derrota del plebiscito de salida que rechazó la Constitución propuesta por la Convención presidida por ella, y explicó que ese proceso había sido la primera vez que los indígenas decidimos la sociedad en que queríamos vivir, y tener una democracia inclusiva.
Achacó su derrota a los medios de comunicación. Enfatizó: No hay medios públicos, hay dos dueños de medios que pertenecen al poder económico. Ellos hicieron una odiosa campaña, del terror y de desinformación (…) Destruyeron el discurso de la Constitución que tendría Chile, y dijeron que la gente indígena dividiría Chile. Nosotros nunca dijimos eso, pero la campaña dijo eso.
Otra de sus sentencias: … dentro de las comunidades indígenas fuimos colonizados por el pensamiento occidental, y algunos de nuestros hermanos y hermanas no tienen posibilidad de recuperar la manera aborigen de pensar.
Hacía ya cierto tiempo que yo no había oído hablar de esta señora. Quizás desde el embrollo que se armó con su comentado año sabático.
También descubrí que a esa conferencia se podía acceder de dos formas: presencial y no presencial. Aventuro que Trump, entonces un ciudadano más, puede haberla oído de forma no presencial. Y tuvo quizás acceso, también, a otras muchas de esa laya. ¿Cómo entender si no su aversión hacia una universidad de tanto prestigio?