EL LAPSUS DEL PRESIDENTE

 

EL LAPSUS

DEL PRESIDENTE

Lillian Calm escribe: “No tengo nada contra las mascotas. Por el contrario, las quiero mucho. Pero me imagino que ese fue un lapsus linguae error involuntario que se comete al hablar, según la Academia) y que él quiso decir que entendía cuánto significan los niños para millones de familias en el país…”.

Por más que releo la cuenta anual del Presidente Gabriel Boric, más me confundo. No le echo la culpa a él porque debe tener en su cabeza demasiados temas a la vez, pero sí a su corrector de pruebas (¿lo tendrá? Todos, en los diarios al menos, los hemos tenido…) y, en última instancia, a sus asesores más directos.

Yo no perdía palabra de su discurso, el último de su período presidencial de cuatro años, cuando de pronto, con voz siempre de discurso, expresó que como entendía cuánto significan los animales de compañía para millones de familias en el país… como una forma de abordar esta realidad es que se construirá un cementerio público de mascotas, un espacio que sea digno para su memoria después de partir, por lo que se habilitará una línea de financiamiento piloto con la Subsecretaría de Desarrollo regional para su implementación.

No tengo nada contra las mascotas. Por el contrario, las quiero mucho. Pero me imagino que ese fue un lapsus linguae error involuntario que se comete al hablar, según la Academia) y que él quiso decir que entendía cuánto significan los niños para millones de familias en el país… y que como una forma de abordar esta realidad es que se construirá un cementerio público de no nacidos , un espacio que sea digno para su memoria después de partir, por lo que se habilitará una línea de financiamiento piloto…

Porque la verdad es que con similar ímpetu, y en el mismo discurso, Gabriel Boric anunció un proyecto de ley para la despenalización del aborto hasta las catorce semanas de embarazo.

Al Presidente le faltó especificar dónde esas madres podrán enterrar a esos niños no nacidos, pues su trauma post-aborto, (digan lo que digan, siempre existe), las llevará con certeza a querer visitar a quienes deberían haber sido sus hijos, con el mismo dolor que lo hacen otras madres del mundo.

Curioso: en esta cuenta pública el mandatario mencionó, tanto al principio como al final, a su hija Violeta que está por nacer. Solo le pido al señor Presidente que cuando tenga a Violeta en sus brazos por primera vez, que cuando Violeta le sonría también por primera vez y cuando ella ya le estire las manitos, recuerde también a esos otros niños que como Violeta hubieran querido nacer, sonreír y estirar sus manitos, pero que por una simple ley fueron abortados.

No es mucho pedirle, señor Presidente.

 

Lillian Calm

Periodista

05-06-2025

 

 BLOG: www.lilliancalm.com

Entradas populares de este blog

IGNORANCIA SUPINA

APAGÓN, SOLO UNA METÁFORA

LA ZAGA DE NILAHUE… Y TAMBIÉN DE LOS BARAONA