LAS DOS ELISAS

 

Lillian Calm escribe: “Yo ya no doy más con tanta sigla y reconozco que tuve que bucear en Internet para dilucidar qué enigma se escondía tras esas tres letras: MSC. Solo encontré Mediterranean Shipping Company, una empresa de prestigio, según leí, que ofrece destinos internacionales y asegura navegar con confianza. A mí me produjo desconfianza porque llegué a pensar que además de comer queso azul, manjar de gourmets, ahora los convencionales se proponían navegar por el Mediterráneo”.

Poco a poco se completa el cuadro, aunque ha costado. Han sido muchos los dimes y diretes.

Casi, casi, se requirieron mil y una noches para elegir a los nuevos mandamases de la Convención. Pero no exageremos. En realidad fue una sola noche y bien entrada su madrugada, pero esas horas no fueron suficientes para proclamar a absolutamente nadie en la remozada cúpula de la criolla Convención Constitucional.

Se habló hasta de “escándalo”. Todos dejaron el ex Congreso adormilados y con sus cabezas gachas, para regresar apenas en unas pocas horas más y concordar en los nombres de la mesa. Lo que no se sabrá nunca es si en el intertanto también lograron desperezarse de la modorra o solo continuaron con los cambullones. No me gusta usar esa palabra. La retiro. Mejor dejémoslo en cambalaches, aunque hoy se suele hablar de cocinería.

Pero ello, al parecer, atendiendo a los resultados, tampoco dio el fruto esperado. Al menos de parte del Frente Amplio que tuvo que reconocer, sotto voce, la victoria del Partido Comunista, al que creía su gran aliado, y que ahora una vez más mostraba sus garras -que suele mantener bien disimuladas- y lograba una victoria al unirse con el MSC.

Yo ya no doy más con tanta sigla y reconozco que tuve que bucear en Internet para dilucidar qué enigma se escondía tras esas tres letras: MSC.

Solo encontré Mediterranean Shipping Company, empresa de prestigio, según leí, que ofrece destinos internacionales y asegura navegar con confianza.

A mí me produjo desconfianza porque llegué a pensar que además de comer queso azul, manjar de gourmets, ahora los convencionales se proponían navegar por el Mediterráneo.

Tras unas horas, los mismos medios informativos desentrañaban el acertijo: MSC es Movimientos Sociales Constituyentes, que catapultaron ahora a la presidencia de la Convención Constitucional, y para suceder a Elisa Loncón, a Elisa Quinteros, quien muy luego contaría con su propio vice: Gaspar Domínguez, un médico del INN y quien de acuerdo al portal de CNN es activista por las disidencias sexuales; me informé de que con otros siete miembros del órgano constituyente, formó la Red Disidente de la Convención Constitucional, que definió como “un espacio transversal en donde le damos la importancia necesaria a la visibilidad de nuestra comunidad y la aplicación de un enfoque de DD.HH. con la participación LGBTIQ+. Este espacio será de encuentro y diálogo para construir un nuevo Chile”.

Hasta ahí las comillas.

No entendí mucho esa presentación pero menos entendí que es eso del INN, al que pertenece el vicepresidente. También recurrí a Google y como primera acepción me apareció Instituto Nacional de Normalización. Finalmente lo logré. Se trata de Independientes No Neutrales. Hasta ahí llegué. No quise indagar más porque para mí ya se da una antítesis en su mero nombre.

Sigamos. Me pregunto: ¿qué nos tocará ver en este segundo pie de cueca?
Al parecer, a pesar de la coincidencia con la Mediterranean Shipping Company, ya no habrá giras fuera de Santiago, como esa tan memorable que se hizo a Concepción y de la cual aún no se deja de hablar en círculos penquistas y no penquistas.

Entonces se trató de echar tierra a aquella noche con unas explicaciones que crearon más dudas, pero por lo menos hubo explicaciones a diferencia del queso azul y otras yerbas que tuvimos que pagar en silencio todos los contribuyentes

Y la señora Elisa Loncón mientras tanto era catapultada como ícono incluso en medios extranjeros y, en el plano nacional, hasta el rector de la Pontificia Universidad Católica le rindió en sus aulas un emotivo homenaje.

¿A qué nos lleva este proceso constitucional?
De Carta Magna, poco: de ideología de izquierda, demasiado.
Lo que no llego a comprender es que todas las presidentas de la Convención Constitucional deban llevar el nombre de Elisa.

Qué nos querrá decir el célebre vate del Siglo de Oro español, Garcilaso de la Vega, al lamentarse con toda el alma: “ ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores?”.

Me temo que el fin va a ser amargo. Muy amargo.

 

 

Lillian Calm

Periodista

Entradas populares de este blog

AL LEER EL ALLENDE DE DANIEL MANSUY

LA ZAGA DE NILAHUE… Y TAMBIÉN DE LOS BARAONA

EL “HIPERCONECTADOS” DE UN HIPERCONECTADO