Leo en medios españoles y no españoles, a grandes caracteres, que en Francia primero y, luego, en la Península aparece el súperventas Reconciliación. Son las memorias del rey emérito Juan Carlos I, padre de Felipe VI de España.
Las páginas transcurren a través de la infancia del protagonista, la tutela de su padre y, ¿por qué no?, la de Franco; el reinado, los hijos y también, en un lugar privilegiado aunque no de fácil comprensión, sus sentimientos hacia la emérita Sofía, ella reina siempre y hasta el final.
En 2021 la autora ya había escrito un ensayo (así lo califica) sobre el protagonista. Lo tituló Mon roi déchu (Mi rey caído).
Ambas publicaciones, esa y la de ahora, se fraguaron en Abu Dabi, donde vivía el monarca expatriado o auto expatriado.
Pero no son los Borbones el tema central de mi columna, sino la propia autora, ya que su padre estuvo involucrado en el devenir del Chile de Allende. Historiadora, escritora y entrevistadora franco venezolana, Laurence Débray es nada menos que la hija de Régis Débray, hoy de 85 años.
En una entrevista a revista Hola ella explica que procede de una familia comprometida políticamente y que vivió su infancia entre bastidores en el Elíseo, ya que sus padres trabajaban para el mandatario socialista François Mitterrand.
Pero, ¿cuán políticamente comprometida fue su familia?
En 2021 titulé una columna sobre este mismo tema Papá Débray y me refería a él como a un francés que tuvo decisiva incidencia en el experimento revolucionario latinoamericano y, por supuesto, en la Unidad Popular que llevó a Salvador Allende a La Moneda.
El historiador Gonzalo Vial escribió en su momento: Hemos sufrido demasiado con los ideólogos extranjeros que vienen aquí a aplicar recetas que no aplican en sus propios países; con los teóricos de la revolución, turistas de la izquierda caviar europea o norteamericana, los expertos en Reforma Agraria, los Régis Débray, los Joan Garcés….
Débray, teórico de la revolución, estuvo preso en Bolivia tras sus andanzas con el Che Guevara. Aleida, la hija del Che, no lo dejó nada de bien en una entrevista al diario argentino Clarín. Explicó que la ejecución de su padre guerrillero fue posible porque Régis Débray, conocido entonces con el apodo de Danton y quien era integrante de la columna guerrillera del Che en las sierras altiplánicas, le informó al Ejército boliviano de su paradero. Todo indica que, al caer preso, Débray habló más de la cuenta, consideró Aleida, y agregó que en la sierra Débray no fue un compañero.
El diario español El País señaló por su parte: En abril de 1967, Régis Débray fue apresado por el Ejército boliviano y condenado a 30 años por su participación en la guerrilla.
Pero sería liberado el 23 de diciembre de 1970 durante el efímero Gobierno altiplánico del general Juan José Torres.
Pasado ese fervor revolucionario, Régis Débray pasó a ser catalogado como un filósofo francés miembro de una familia burguesa adinerada, seguidor del marxista Louis Althusser, amigo de Fidel Castro y del Che Guevara, y muy cercano a Salvador Allende.
Publicaciones comunistas o de extrema izquierda (El Siglo, Punto Final y otras) han reproducido una entrevista que Debray le hizo a Allende cuando este ya había asumido la Presidencia de Chile.
Algunas preguntas y respuestas:
-Aquí sigue intacta la democracia burguesa. Usted tiene el Poder Ejecutivo.
Allende: -Sí.
Débray: -Pero no el Legislativo, el Judicial, ni tampoco el aparato represivo.
Allende: -Tienes razón. ¿Qué dijimos en la campaña electoral? Que si era difícil ganar la elección y no imposible, la etapa entre la victoria y la toma del gobierno iba a ser muy difícil y más difícil todavía era construir, porque nosotros estábamos haciendo un camino nuevo, un camino de Chile para Chile, de los chilenos. Hemos dicho que aprovecharemos aquellos aspectos de la Constitución para abrir paso a la nueva Constitución, la Constitución del pueblo.
Hasta ahí Allende.
Vuelvo al siglo XXI y aterrizo en unas líneas de Proceso, publicación mexicana (año 2017): El intelectual Régis Debray y su compañera Elizabeth Burgos siempre ocultaron a su hija Laurence los secretos de sus acciones revolucionarias. Ante ese silencio, la joven se sumergió en lo opuesto de aquello por lo que sus padres lucharon…
Y Laurence escribió entonces otro libro que nada tiene que ver con el emérito Juan Carlos. Se titula Hija de revolucionarios. Según editorial Anagrama, en esas páginas ella ajusta cuentas con el pasado.
Ahora la autora parece ser ella misma, liberada ya del historial revolucionario de sus padres.
Lillian Calm