Lo peor es que nada de esto es fake. Si bien soy enemiga decidida de las fake news, esta vez habría preferido que todo fuera fake.
Hay metidas de pata que se asemejan más a lo fake que a la verdad verdadera. Y lo peor es que las protagonistas siguen por la vida tan campantes.
Curioso: en menos de un mes se han dado dos situaciones casi idénticas, pero una primero en Chile (aún la tenemos muy presente) y, una segunda, en plena sesión del Congreso madrileño, allá en la Plaza de las Cortes.
Lo de acá fue más pueblerino, como suele suceder porque Chile, total, era solo una capitanía general. Lo de allá es imperdonable, pues se produjo en la mismísima Madre Patria.
La primera en meter la pata fue la chilena. En meter las patas, habría que señalar porque en realidad las metió dos veces ante la concurrida audiencia que asistió a la Enade 2025. La española, en cambio, que la metió después, lo hizo por lo que conocemos hasta ahora, una sola vez.
Aterricemos en los hechos, los que a veces resultan mucho peor de lo que nos podamos imaginar.
El primer lapsus linguae, y ante una audiencia peliaguda fue protagonizado aquí en Chile, como trascendió oportunamente, por la candidata comunista. Sí, por Jeannette Jara, la misma que comenzó sus traspiés cuando hace ya meses se le preguntó si su programa contemplaba la nacionalización del cobre.
Esta vez, recordemos, fue nada menos que al inaugurar la Enade 2025, a mediados de octubre, lo que ahora en vísperas de la elección nos puede parecer ya un poco lejano pero no menos grave. Quizás, se puede comprender, estaba excesivamente nerviosa ante una concurrencia que ella desconocía y cuyo público, digamos las cosas claras, tampoco rompía lanzas por conocerla a ella.
Y así fue que los nervios (y de paso su poca preparación) la traicionaron y no solo una vez, sino dos veces (jamás los nervios deben traicionar a un candidato que procura llegar victorioso a la meta). Y salió con su domingo 7. Nadie pasó por alto su primer lapsus y cuando trató de superarlo, siempre recurriendo al humor para hacerse más cercana, recibió como respuesta una reacción tibia, lo que se llama tibia, que contrastó con las ovaciones de pie que recibirían a la Contralora.
¿Cuál fue el lapsus? Dijo: el combate a la seguridad pública, perdón, a la delincuencia. No quiero suponer que pretendía, la candidata, en su subconsciente, combatir la seguridad pública que, si bien es débil, es casi lo único que nos va quedando en nuestra fracturada república de Chile.
Y remataría muy luego, Jeannette Jara, con otro lapsus al referirse a sus medidas ante el crimen organizado: Espero que contemos con la misma evasión… ovación, perdón.
Los candidatos, al igual que los mandatarios, no se fabrican. Se van haciendo con los años… Pero sigamos.
Hace apenas unos días un grave lapsus nos llega esta vez desde Madrid. Fue protagonizado nada menos que por la vicepresidenta segunda del socialista gobierno español (y además ministra del Trabajo y Economía Social) Yolanda Díaz, quien con tanto título y cargo se supone que tiene, ya, un amplio dominio de los micrófonos. No fue así.
En plena sesión en el Senado afirmó categórica: Queda gobierno de corrupción para rato… siendo que ella es parte de ese gobierno en que la corrupción es más que un temazo.
Singular que estas oradoras que quieren dárselas de estadistas confundan en forma tan burda vocablos tan precisos como son delincuencia y corrupción.
Un tema para meditar.
Lillian Calm