UNA COLUMNA POLÍTICAMENTE INCORRECTA

 

UNA COLUMNA POLÍTICAMENTE INCORRECTA

Lillian Calm escribe: "Sin chauvinismos de por medio hay un factor que, al parecer, aún no ha sido ponderado: la edad de la señora. Por eso muchos van a calificar mi columna de… políticamente incorrecta".

Un sinfín de opiniones han surgido tras la abrupta y también onerosa presentación de la candidatura de Michelle Bachelet a la secretaria general de la ONU, desde Nueva York y en el mismísimo foro de ese organismo internacional. Entretanto en Chile los comentarios dicen de todo. Incluso se ha tratado de enfrentar a patriotas (dícese de los que aprueban la candidatura) con antipatriotas (dícese de los que la desaprueban).

Sin chauvinismos de por medio hay un factor que, al parecer, aún no ha sido bien ponderado: la edad de la señora. Por eso intuyo que muchos van a calificar mi columna de… políticamente incorrecta.

El lunes pasado, 29 de septiembre, Michelle Bachelet cumplió 74 años y en enero de 2027, cuando tendría que asumir si es que es elegida, ya tendrá 75.

Si bien la edad da lo mismo (es lo que se oye por ahí), parece que no da lo mismo. Una experiencia personal: no soy octogenaria y quienes no me han visto durante un tiempo me saludan con un estás igualita (ejemplo de falacia), pero hace unos dos años, al hacer un trámite en una notaría, el propio notario emergió de su sancta santorum para preguntarme muy en serio: Señora: ¿usted sabe lo que está haciendo?

Es lo que yo le preguntaría hoy a la señora Bachelet, porque el cargo de Naciones Unidas suele ser de dos períodos y si ella asume a los 75 tendría que entregarlo, de permanecer los dos quinquenios, a los 85.

Señora Bachelet, ¿usted sabe lo que está haciendo? Lo que más me llama la atención es que, con todo respeto, esta candidatura añosa no dice relación con las de sus predecesores.

Me puedo equivocar mínimamente en meses según sus fechas de nacimiento, pero el primer secretario general de Naciones Unidas, el noruego Trygve Halvdan Lie asumió en 1946, con 50 años; le sucedió, en 1953, el sueco Dag Hammarskjöld, de 48: luego, en 1961, U Thant, de Birmania, con 52;  el austríaco Kurt Waldheim  asumió en 1972, con 54; enseguida, en 1982, llegó al cargo el peruano Javier Pérez de Cuéllar, de 62 años; fue sucedido por el mayor de todos: el egipcio Boutros Boutros-Ghali, que en 1992 tenía 70 años pero se retiró… a los 75 tras cumplir un solo período; Kofi Annan, de Ghana, fue elegido en 1997, cuando estaba por cumplir los 59 años y, luego, asumiría la secretaría general de la ONU el coreano Ban Ki-moon, de 63 años para, a continuación, elegir al actual mandamás, el portugués Antonio Guterres, quien tenía 68 años en el momento de asumir.

(Espero no haberme equivocado en sumas y restas, porque para las matemáticas soy fatal).

Sé que los 75 de hoy día no son nada. Tampoco los 80 o los 85. No quiero que nadie me acuse de edadismo (que ni siquiera sé bien lo que es, salvo un término que suele esgrimirse en nuestra época). Lo que sucede es que yo quedé traumada esa vez en que inocentemente intenté hacer un mero trámite en una notaría de Santiago. 

 

 
Lillian Calm

Periodista

02-10-2025

 

 BLOG: www.lilliancalm.com

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