Tenía otra columna para esta semana, pero la historia suele convertirse en presente. El sábado el Partido Demócrata Cristiano confirmó su apoyo a la comunista Jeannette Jara como su candidata para las próximas elecciones presidenciales.
Segunda vez… Sin duda no es un hecho novedoso.
En septiembre de 1970, días después de la elección presidencial que le dio la primera mayoría a Salvador Allende, entrevisté al ideólogo de la Democracia Cristiana. No me refiero a Jacques Maritain, sino al ideólogo criollo: a Jaime Castillo Velasco, aunque él no se consideraba como tal.
Su candidato había sido Radomiro Tomic y ya estaba fijada la fecha para la Junta Nacional que le daría luz verde al socialista Salvador Allende. Pienso que esta entrevista (recojo algunos párrafos) puede aburrir a muchos, pero se hace necesario comprobar cómo casi todo, al menos en la política chilena, viene a ser una simple reiteración del pasado. Entonces la titulé Jaime Castillo Velasco: Allende puede encaminarse a una democracia como a una dictadura… Nuestro deber es impedir la posibilidad.
-¿Ideólogo?
-No me gustan las palabras fetiches producto de la superficialidad. Más bien se puede decir que soy un hombre preocupado de los aspectos político-doctrinarios.
Abogado, filósofo y discípulo de Jacques Maritain, ocupó los más altos cargos en su partido. Fue ministro, candidato a senador y su opinión siempre pesaba en las decisiones del partido.
-¿Se desvirtúa mucho la ideología al ser llevada a la práctica?
-La doctrina no es jamás algo que se identifica con la práctica, porque permanece por sobre ella como orientándola desde lejos. En ese sentido corre constantemente el peligro de ser desvirtuada. Pero también es muy posible y frecuente, incluso, que haya cosas prácticas de la realidad que expresan de manera muy hermosa lo que está contenido en el pensamiento. Por ejemplo, los hechos de solidaridad humana son en sí mismos una prueba de una realización de la doctrina de mi partido.
-¿A qué atribuye la primera mayoría relativa de Salvador Allende?
-Me la explico en la forma siguiente: la unidad de los partidos allendistas resultó ser una plataforma sólida, capaz de encarar sus propias dificultades y dar vuelta a su favor los hechos que la perjudicaban. El candidato supo actuar dando la impresión de firmeza, corrección y seguridad: borró gran parte de las acusaciones que se formulaban a su plataforma.
Y continuó:
-Tras de eso hay otras causas más profundas. La primera de todas se refiere al hecho que, contra lo que suele afirmarse, las ideas de izquierda en general, y particularmente el extremismo de la izquierda, son objeto de una intensa y sistemática campaña de propaganda a través de órganos de comunicación que aparecen como neutrales ante la opinión pública. Por ejemplo, comentaristas radiales, comentarios y programas de televisión, etc. En ellos se trabaja para hacer la apología de la violencia o de la revolución o del pueblo o de la rebeldía, no solo contra el capitalismo o las fallas de la sociedad actual, sino también contra el esfuerzo democrático de transformación. Para el joven, el intelectual, el trabajador, no hay heroísmo ni valor en el modelo de un gobernante que dedica toda su vida a cambiar las condiciones sociales dentro de los principios democráticos y con respecto a todos, incluso a los adversarios. Eso no vale. No se destaca. En cambio, el modelo de la mera rebeldía, del mero inconformismo o de la violencia política, pasa a ser en el Canal 9 de Santiago, por ejemplo, una campaña permanente. En suma, las tendencias de izquierda reciben de manera continua un apoyo propagandístico bastante superior al que puede ser orientado hacia la defensa de una revolución social en libertad.
Sin pausa agregó:
-Además, la campaña de los partidos de izquierda se planteó siempre como un intento de negar, destruir y sustituir la obra del actual Gobierno (de Frei Montalva). No la entendieron ni siquiera como una etapa superior de desarrollo comparada con la estructura derechista, y estimularon la irracionalidad de la protesta o de las fallas más allá de cualquier posibilidad concreta de satisfacer las necesidades políticas. De este modo ellos aparecieron como pudiendo sobrepasar en mucho los esfuerzos realizados y, en vez de hacer que el pueblo pudiese comprender las limitaciones como va a ser lo que digan ahora si llegan al poder, y como lo hizo el primer ministro cubano en su discurso de hace poco tiempo, se lanzaron premeditadamente a estimular la ausencia de solidaridad con lo que se estaba haciendo.
Siguió:
- De esta manera pienso que el señor Allende, ayudado por partidos políticos animados de cierto revanchismo, y que procuraban volver al poder, en todo caso pudo mantener su fuerza y ganar la primera mayoría. A esto contribuyó sin duda la posición de derecha, que apoyándose en un fuerte resentimiento social desorientó al elector común sobre la base de creer que el candidato de derecha no era tal. De esta manera, una votación que lógicamente habría apoyado a la Democracia Cristiana para que continuara su tarea, creyó que el candidato independiente encarnaba esos mismos anhelos.
EL PAPEL DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA
- ¿Qué papel debe jugar la Democracia Cristiana en la preservación de la libertad y de la democracia?
-Estamos en este momento jugándolo, precisamente ante el hecho de una primera mayoría obtenida legítimamente por un candidato que también es susceptible de ser interpretado en diferentes formas. Nosotros pensamos que hay en ella una contradicción interna, en que elementos de tendencias democráticas se oponen a elementos de tendencias antidemocráticas. La pugna entre esas fuerzas, personalmente, la creo inevitable, y esto significa que un gobierno del señor Allende puede encaminarse tanto hacia una democracia como hacia una dictadura. Nuestro papel es fortificar la primera posibilidad y rechazar categóricamente, con todo lo que somos, la segunda.
-¿Cómo se garantizará el cumplimiento de la preservación de estos principios si una vez que asume un nuevo gobierno este tiene todos los resortes del poder en sus manos?
-Esta garantía está en la naturaleza de las proposiciones que se van a hacer, en la situación política objetiva en que se encuentra el señor Allende y en la capacidad de otros sectores democráticos, dentro y fuera de la combinación allendista, para luchar por el cumplimiento de esa garantía. De todas maneras, el punto mismo será decidido solamente en la reunión de la Junta Nacional, antes del 24. Sin esa decisión puede haber opiniones personales, pero no hay posición del partido.
Jaime Castillo Velasco señaló convencido:
-Nosotros, de un modo personal, creemos en la honestidad y seriedad de don Salvador Allende y de muchos otros dirigentes de su campaña, pero no planteamos un problema personal sino una situación política. Tenemos derecho a plantear exigencias que signifiquen preservar la democracia y, ya he dicho, esto no emana de la mera voluntad, sino de cómo apreciamos la situación objetiva que se nos va a presentar cuando tengamos que decidir.
-Como ideólogo del Partido Demócrata Cristiano podría definir los términos libertad y democracia?
-No me gusta la palabra ideólogo. Diga mas bien como un hombre preocupado de aspectos político-doctrinarios… Libertad es la posibilidad de ser persona… Democracia es el régimen político que procura encarnar individual y socialmente los derechos de la persona humana.
MIRADA HISTÓRICA DESDE EL AÑO 2000
-Colocándose en el año 2000, ¿cómo ve usted la posición histórica que le correspondió jugar en el siglo XX, en Chile, a la Democracia Cristiana?
- En el año 2000 se podrá pensar que la Democracia Cristina cumplió el papel ee representar los intereses de la revolución chilena, caracterizada por la libertad del hombre y el sentido comunitario de la sociedad.
-Hay quienes no ocultan su temor a que Chile se convierta en una segunda Cuba. Estos temores, ¿son fundados o no?
-Decir una segunda Cuba es quizás una expresión demasiado superficial. Tengo que entender que al decir Cuba se nos quiere hablar de un gobierno de contenido político dictatorial y de contenido social colectivista. Esta pregunta la respondo con lo que dije antes. Existe sin duda esa posibilidad. Lucharemos para que no sea así, pero al mismo tiempo nuestra posición es que los valores sociales y morales que sin duda se dan en las experiencias comunistas de hoy muchas veces distorsionados son válidos en sí mismos, y nuestro partido puede llevarlos a su verdadero cumplimiento.
La historia ya la conocemos. Han transcurrido 55 años. Jaime Castillo Velasco ya no está. Murió en 2003.