¿DÓNDE ESTÁN WALLY Y… GRETA THUNBERG?

 

¿DÓNDE ESTÁN WALLY

Y… GRETA THUNBERG?

Lillian Calm escribe: “¿Qué se hizo esa niña- adolescente tan preocupada del planeta? Ese planeta que, por supuesto, merece nuestra atención, pero que ha llegado a ser solamente un falso sucedáneo de un ser superior”.

 

¿Dónde está Wally? El personaje de la conocida serie (o más bien juego), que invita a  encontrar a un ser ficticio en medio de una multitud, me ha llevado a formularme una interrogante similar: ¿dónde está Greta? Pero esta vez no me refiero a un personaje ficticio, sino de carne y hueso. Me refiero a Greta Thunberg, que no ha vuelto a aparecer en los medios informativos.

¿A qué puede deberse esa repentina desaparición? Se me había olvidado hasta su apellido, pero recurrí a Google: Thunberg.  

¿Qué se hizo esa niña-adolescente tan preocupada del planeta? Ese planeta que, por supuesto, merece nuestra atención, pero que ha llegado a ser solamente un falso sucedáneo de un ser superior.

El planeta llora, pero la verdad -y más preocupante aún- es que muchísimo más llora el hombre de este 2024. Si incluso se lo ha dejado casi absolutamente de lado por mirar hacia el planeta.

Voy a decir (escribir) lo que para muchos es una irreverencia: ojalá este año nos preocupemos no solo del planeta, sino también del hombre, siempre desesperadamente en busca de Algo (no lo confiesa) que no logra encontrar.

Pero de pronto, en medio de estas reflexiones, me acordé de ella. De ella que tanto había gritado por el planeta. ¿Qué fue de Greta? ¿Qué ha sido de Greta? ¿Cuánto duró su gloria?

Greta Thunberg era una adolescente-niña (o niña-adolescente) cuando saltó a las portadas de los medios. Por supuesto,  llamaba la atención. Pero ahora pasó a ser una joven sueca como tantas, un poco fome quizás, aunque tal vez  la más reclamona de las jóvenes, que ya no logra concitar esa atención universal de antaño. Salvo cuando mete ruido… lo que no le ha sido fácil en el último tiempo.

Hoy como que sigue queriendo estar visible, pero ya sin encanto (si es que alguna vez lo tuvo).

Yo entendía que era políticamente incorrecto criticar a Greta. Sobre todo en 2019  cuando sus 16 años conmocionaban mucho más que los 21 que cumplió este 3 de enero. Entonces era la pequeña Greta. Ya no. Ahora es una veinteañera más, que día tras día procura descollar como sea. Y para ello su pedestal ya no es solo el cambio climático. También, la guerra Israel-Hamás.

En solo días, en el segundo semestre 2023, logró aparecer en medios informativos (y sobre todo en redes sociales, lo que más se persigue), en apenas unas tres oportunidades:

La primera, al ser multada en un tribunal de Malmö, Suecia, por organizar una manifestación no autorizada contra el cambio climático. Como reincidente debía pagar 400 euros, pero… hablemos con franqueza…, los organismos internacionales que están detrás suyo se ponen con los euros. A ella esta vez se la culpaba de haber organizado el bloqueo de una instalación petrolera, con activistas del movimiento Reclaim the Future.

A los pocos días ¿horas? ya no estaba en Suecia, sino en Gran Bretaña. Scotland Yard la detuvo en Londres por desorden público. Participó en una protesta contra la industria de los combustibles fósiles, según informó la Policía Metropolitana londinense (Met). El acto fue convocado por Fossil Free London (Londres libre de combustibles fósiles), en las afueras de un hotel cercano a Hyde Park. Ahí se desarrollaba un Foro de Inteligencia Energética.

En esos mismos días, esta vez en Amsterdam, se pronunció a favor de Palestina y Gaza. Su lema - estamos con Gaza- recibió una inmediata respuesta del gobierno israelí, que le retrucó: Hamás  no utiliza materiales sostenibles para sus cohetes.

Y el diario ABC de Madrid le salió también al paso con una columna titulada Auge y caída de Greta Thunberg, que ha cambiado el activismo climático por la lucha contra Israel.

Tiempo atrás, cuando Greta era casi una niña, yo misma había anotado en una columna:

Me da mucha pena, una pena inmensa, Greta Thunberg, esa adolescente de solo dieciséis años, que está siendo utilizada incluso por los organismos internacionales, ideológicamente siempre tan dudosos.

 

Entretanto el hombre de 2024 sigue llorando porque no encuentra lo que busca. Está claro: no quiere sucedáneos. No le basta el planeta.

 

Lillian Calm

Periodista

25-01-2024

 

 BLOG: www.lilliancalm.com

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