EL ESTADIO DE DOÑA ESTER

     EL ESTADIO

DE DOÑA ESTER

Lillian Calm escribe: “¿Qué hace la Teche mezclada en toda esta crónica roja? Me sé de memoria la respuesta. Dos veces alcaldesa de Concepción hizo posible ese estadio y es por eso  que lleva su nombre. Todo un honor. Y, además, un honor merecido, porque tenemos claro que no todos lo honores que se otorgan son, en definitiva, por un mérito bien ganado”.

Inquietantes son las informaciones que nos siguen llegando hasta hoy día por la prensa desde el estadio Ester Roa Rebolledo en Concepción, considerado el tercero más grande de Chile.

Reproduzco algunas:

Amenazas previas: el fuerte mensaje de la Barra de Los de  Abajo antes del Clásico Universitario.

- Encapuchados trataron de acceder a la cancha con bengalas y bombas de estruendo.

- Suspenden partido con incidentes y seis heridos en el Ester Roa de Concepción.

- Aunque ya ha pasado más de una semana desde que el clásico        universitario se suspendió antes de los 90 minutos de juego, los antecedentes de ese día siguen siendo analizando por Carabineros. 

Es suficiente. Esa delincuencia que hoy parece haber llegado a ser el principal deporte nacional, en un país que nos parece no reconocer, al menos a mí no puede dejar de hacerme reflexionar: ¿Qué hace la Teche mezclada en toda esta crónica roja?

Me sé de memoria la respuesta. Dos veces alcaldesa de Concepción hizo posible ese estadio y es por eso  que lleva su nombre. Todo un honor. Y, además, un honor merecido, porque tenemos claro que no todos lo honores que se otorgan son, en definitiva, por un mérito bien ganado.

Fue una gran alcaldesa y si quiero salir hoy a separar, en cierta forma, su nombre de la crónica roja fue porque ella, como abogado y esencialmente madre de familia, fue una mujer de Derecho, si así puede decirse, y la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde estudió, le acaba de hacer un homenaje junto a otras ex alumnas. Hoy una sala de ese plantel lleva su nombre. Es decir, estuvo siempre por la consecuencia y distante de todo suceso bochornoso (por llamarlos de alguna manera).

Puedo decir que fue cercana a mí (o yo cercana a ella) por mi amistad con sus cuatro hijos. El diario El Sur de Concepción (ese donde yo, a fines de los sesenta, había hecho mi práctica profesional desde su oficina en Santiago y en los lejanos tiempos de Aurelio Lamas, Carlos Paúl y, en lo periodístico, Cristián Zegers) quiso entrevistarla en 2010 para el bicentenario, pero ella, entonces nonagenaria, ya no estaba del todo bien.

Ante la solicitud del diario, una de sus hijas me pidió que  fuera yo quien la entrevistara. Así lo hice y, luego, envié preguntas y respuestas al periodista del medio penquista.

La Teche no alcanzó a leerla publicada. Sería una entrevista póstuma, pues murió apenas unos días después. Aún recuerdo esa llamada mía a Concepción, el 29 de agosto de 2010, para que se actualizara el encabezamiento y se informara el fallecimiento de quien había hecho historia en esa ciudad dos veces como alcaldesa.

Hoy quiero rescatar en parte esas respuestas suyas para que nuevas generaciones sepan por qué ese estadio imponente, y también a veces tan vapuleado como ahora, se llama Ester Roa Rebolledo.

Como ya señalé, ella fue abogado al igual que su marido, el ex presidente del Senado Tomás Pablo (ella se tituló con la memoria de tesis El crimen y la psicología de los valores). Realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, a la que se trasladaría nuevamente hacia 1950 cuando se instaló en Chiguayante, “lugar donde para mí, dijo, se unían afectos e intereses. En esa comuna nacieron mis cuatro hijos, se educaron y se formaron en ella y, también, luchamos por días mejores. Quiero esa tierra y si alguna capacidad tuve, la puse con agrado a disposición de los intereses colectivos de sus habitantes”.

-¿Cómo llegó a ser alcaldesa de Concepción?

- En esa oportunidad el Partido Conservador me propuso ser candidata a regidora y me interesé por la idea de servir a mi ciudad natal. Eso sí, me significó un gran desafío abocarme a ejecutar las obras que consideraba de importancia para la comuna y, como mujer, demostrar la capacidad de trabajo que tenemos.

- ¿Qué dificultades encontró para ejecutar esas obras?

- Pude trabajar bien y sin grandes dificultades. Pienso que ello se debió a que las relaciones con mis pares y otras autoridades provinciales fueron siempre cordiales, y tenían un único objetivo: sacar adelante los problemas de los penquistas.

- Y usted fue quien debió enfrentar el terremoto de 1960…

- El terremoto, como ocurre en estas ocasiones,  trajo muchísimo dolor y destrucción; pero con la labor conjunta que pudimos hacer con las otras autoridades, vale decir Intendencia, Fuerzas Armadas y Carabineros, trabajamos sin descanso por devolverle la tranquilidad a los ciudadanos y restablecer a la brevedad los servicios básicos. 

- Ahora que estamos celebrando el Bicentenario (reitero: era 2010) y hay muchas obras suyas que están ahí. ¿A cuáles les asigna una mayor importancia?

- Ahí están las obras que se hicieron y que dan testimonio de una época  Son muchas las que podría mencionar, pero me detendré sólo en algunas: devolución del Parque Ecuador a la ciudad: estuvo ocupado con casas de emergencia durante muchos años; construcción del Estadio Municipal (hoy el Ester Roa Rebolledo); creación del Departamento de Control Municipal, para evitar cualquier mala práctica; reorganización del Departamento de Aseo y Ornato; elaboración del plano regulador de la ciudad; repavimentación de las principales calles; forestación del barrio Lorenzo Arenas; mejoramiento de muchísimas veredas; remozamiento de la Plaza de Armas; establecimiento de un reglamento de higiene del Mercado Municipal; intensificación del alumbrado público y servicios de agua potable; y, durante mucho tiempo, se favoreció a las familias más necesitadas con leche regalada por un importante vecino de la ciudad. Pienso que si en algún campo político  la mujer puede y debe realizar una labor es en el municipal. Esta se traduce en una debida administración y ordenamiento de los intereses colectivos.

- Pero muchos alcaldes se quejan de falta de recursos…

- Entonces también ya era frecuente escuchar que en un municipio nada podía hacerse y que no existían recursos para mejorar lo existente.  No era tarea sencilla; sin embargo, aprendí que la política es el arte de lo posible mediante la superación de la oposición de intereses. Pero determinar lo que es posible es también cuestión de dimensión del administrador o del político. Para quien carezca de imaginación, talento o espíritu de trabajo es posible que “lo posible” esté más cerca que para aquellos que, reuniendo estas cualidades, puedan aspirar a más. Puse al servicio de mi ciudad natal todo mi entusiasmo, capacidad, dinamismo y espíritu de trabajo para lograr lo prometido y así contribuir a su gran destino histórico.

Hasta ahí ella.

Así fue Ester Roa Rebolledo, quien le dio su nombre a ese estadio que hoy solo debería hacer noticia acorde a lo que lo ha sido su historia y por las grandes proyecciones que tuvo al ser concebido en tiempos de doña Ester.

 

Lillian Calm

Periodista

11-05-2023

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