TRES TRISTES TIGRES

 

Lillian Calm escribe: “Reconozco que este no es un trabalenguas tan logrado como ese de los tres tristes tigres que tragaban trigo en un trigal, en tres tristes trastos o algo así… pero basta un seudo análisis ni siquiera político del escenario nacional para fotografiar el tablero tal como es y no engañar a los electores con premisas falsas. Raya para la suma, reiteremos: tenemos que Boric es Jadue y Yasna es Boric. Claro que disfrazados”.

Atípica resulta la elección presidencial del próximo domingo. Y cómo no va a ser singular si corren hacia la meta candidatos que ni siquiera son quienes son. O dicen ser. A pesar de que no soy amiga de los trabalenguas, algo y mucho hay de eso. Me explico: si observamos una parte del espectro vemos a ojos vistas, y aunque lo disimulen y se critiquen, que Boric no es Boric y Yasna no es Yasna. Y que Boric es Jadue y Yasna es Boric.

Reconozco que este no es un trabalenguas tan logrado como ese de los tres tristes tigres que tragaban trigo en un trigal, en tres tristes trastos o algo así… pero basta un seudo análisis ni siquiera político del escenario nacional para fotografiar el tablero tal como es y no engañar a los electores con premisas falsas. Raya para la suma, reiteremos: tenemos que Boric es Jadue y Yasna es Boric. Claro que disfrazados.

Eso sí un cierto instinto los induce a cuidarse en foros y recientemente hasta en cuarentenas. Aparentemente a Boric no le importa tanto ser Jadue, pero le preocuparía que lo miraran como una especie de Teillier (me refiero a Guillermo, el mandamás del Partido Comunista).

Para ello hay que convenir, eso sí, que ni al mismísimo Teillier a ratos no le gusta ser Teillier ni ha sido siempre Teillier. Y lo digo con conocimiento de causa. Más aún, cada cierto tiempo lo recuerdo en estas columnas.

En épocas pretéritas, la prensa (concretamente el diario La Tercera) dio a conocer que Guillermo Teillier no se llamaba a sí mismo Guillermo Teillier sino Sebastián Larraín. Al menos esa fue la chapa que utilizó durante el gobierno militar y en esa calidad supervisaba las acciones del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Ello incluso le valdría una ironía de Carlos Larraín, quien nunca se ha quedado atrás en materia de ironías. El entonces senador y presidente de Renovación Nacional, incluso comentó sobre Teillier: “Eligió un muy buen apellido para hacer maldades; cuando estoy con él lo embromo, le digo ‘hola tocayo’. Pero tiene un olor a pólvora salvaje y yo no tengo ningún olor a pólvora. No hablaré sobre esto con él porque intercambiamos las menores palabras posibles, hablamos pero lo rigurosamente necesario no más…”.

Es sano recordar y hacer, a veces, lo que los franceses llaman la petite histoire.

Sigamos con el trabalenguas, que me entretiene. Entonces si Boric es Jadue, es también Teillier. No ahondemos, mejor.

Ya tenemos claro, como anoté, que Yasna es Boric (o quizás también es Jadue y/o Teillier… pues no hay que mirarla en menos). A pesar de eso su catapulta es la Democracia Cristiana, donde milita desde la más tierna infancia, pero tampoco me calza porque basta leer los Acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático de la Democracia Cristiana para comprobar que nada tiene que ver ni siquiera con lo que va quedando de ese partido.

Me preocupa sí que cada vez falta menos para votar y el país no está para trabalenguas. Atraviesa más bien una de las crisis más agudas de su historia.

No suelo desanimarme ni bajar la guardia. Por eso pienso que llegará el momento en que se nos hará la luz y eso, supongo, será en apenas unas horas más y, para muchos, en la soledad soberana de la cámara secreta.


Lillian Calm

Periodista

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