Sí. Chile está tan polarizado, tan destruido, que necesita a un hombre de Estado que procure zurcir los jirones que han ido quedando de lo que era, hasta hace muy poco, un país estable y progresista. Chile lo requiere ya y urgentemente. Es más, Chile necesita a quien tenga el estándar de un Mandela. ¿Pero por qué precisamente de Mandela?
Leí el domingo, en el cuerpo Reportajes de El Mercurio, una excelente entrevista que le hace la periodista Lilian Olivares a la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón. A diferencia de esa moda tonta y tan en boga, en que a algunos periodistas de noveles generaciones y de otras no tan noveles les ha dado por lucirse, la entrevistadora se luce, sí, pero con el único instrumento lícito: la habilidad de las preguntas y la inteligencia para contra preguntar.
Pero qué manera de desilusionarme las respuestas. Y ahí fue donde precisamente Mandela salió a la palestra. A él, si algo lo encumbró a la fama, fue el convencimiento de que podía pacificar y unir a su país, la desunida Sudáfrica.
Regresemos a Chile que necesita, aunque esto saque roncha, un Mandela pero muy mejorado.
Hablando de los mapuches, de violencia y atentados, la periodista le preguntó a Loncón:
-¿Puede entonces decirles (a los mapuches, se entiende) que hay otras formas de luchar (no violentas) por reivindicaciones?
La respuesta de Elisa Loncón no solo le dio el título a la extensa entrevista de Lilian Olivares, sino que provocó en distintos estamentos nacionales declaraciones van y declaraciones vienen. Transcribo su respuesta:
-No es mi propósito en este momento. Estoy trabajando en la Constitución. Yo no tengo el estándar de Mandela en este momento para pedir que bajen las armas…
Me surgirían, como periodista, muchas preguntas para formularle a la entrevistada de marras:
Y, ¿qué hace entonces en ese cargo? ¿Desunir? ¿Forjar una Constitución totalitaria para unos y no para otros? ¿Redactar una Constitución unilateral para quienes confunden las gestas patrióticas con los delitos comunes? ¿Minimizar el que no se bajen las armas y continuar con la violencia?
No suelo escribir sobre entrevistas, pero esta más que una entrevista es un claro testimonio de hacia dónde nos quieren llevar. Y no solo la entrevistada, sino quien asesora a la entrevistada y, más aún, quien formó a quien asesora a la entrevistada. Creo que me doy a entender. En todo caso los que entienden, entenderán.
Si bien, lo reconozco, no me he interiorizado a fondo en la historia de Sudáfrica tengo conocimientos suficientes, y más que de mera cultura general, para saber quién fue Nelson Mandela. Sobre Chile, su pasado y su presente, sí que he profundizado y mucho. Su historia y su cultura me han interesado desde siempre. Y por eso creo que hoy lo que necesitamos son Mandelas, y si no precisamente Mandelas, sí hombres-puente que por lo menos tengan el estándar de un Mandela.
El martes en la mañana venía en auto y puse la radio en el minuto exacto en que la señora Loncón salía a aclarar su frase sobre el estándar de Mandela y la verdad verdadera es que, una vez más, no le entendí absolutamente nada.
Parece que algo me está pasando con las entendederas. Capaz que esté perdiendo facultades y para reciclarme tenga que ir a tomar unas clasecitas a la Universidad de Regina (Canadá), a la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa de México o a la de Leiden (Países Bajos), donde dice su curriculum vitae que estudió la presidenta de la Convención Constituyente.
Lillian Calm
Periodista