ABRIDO

 

Lillian Calm escribe: “Como en estos últimos días, a ratos, he tenido ganas de llorar, he preferido reír… y por eso he accionado una y otra vez la grabación para volver a imponerme de que, en apenas un puñado de palabras, quien se presenta como ‘autor de este proyecto’, comete dos faltas”.

El presidente de la Cámara de Diputados, desde la testera, dio formalmente la palabra a uno de los honorables, quien se la tomó de inmediato (porque, qué mejor para un diputado que le ofrezcan la palabra).

Este con tono solemne enunció:

“Gracias, presidente: como autor de este proyecto (el retiro del 10 por ciento de los fondos de pensiones), lejos de avergonzarme, lejos de intimidarme por LAS editoriales de los diarios y por la acción de loslobbistas, me siento orgulloso del debate que hemos ABRIDO…”.

Como en estos últimos días, a ratos, he tenido ganas de llorar, he preferido reír… y por eso he accionado una y otra vez la grabación para volver a imponerme de que, en apenas un puñado de palabras, quien se presenta como “autor de este proyecto”, comete dos faltas.

No importa cometerlas fuera de un hemiciclo, pero dentro del hemiciclo es grave.

Él se apresuró a escribir en las redes sociales: “Dije ‘abrido’ estoy disponible para ser linchado”.

Pero no se dio cuenta de que no era la única falta. Dijo LAS editoriales… y son los editoriales.

La RAE (Real Academia Española) confirma que “cuando (editorial) significa ‘artículo no firmado que expresa la opinión de la dirección de un periódico’, es masculino”. Y por lo tanto sería “el editorial” porque “la editorial” es otra cosa: es una casa editora.

¡Hasta dónde vamos a llegar con el mal uso del lenguaje! Pero dejémoslo pasar… porque lo que no se puede dejar pasar es que un diputado de la República, tenga los estudios que tenga o no los tenga, no sepa conjugar un verbo irregular.

¿Qué es un verbo irregular?

Son muchas las definiciones pero elegí la que creo es la más fácil: “En una lengua flexiva, un verbo irregular es un verbo que posee conjugaciones particulares o idiosincráticas según el tiempo o modo en el que sea conjugado”.

“Abrido” no es lo mismo que “abierto”. Que un niño que está aprendiendo a hablar diga “abrido” es muy gracioso y sus padres seguramente le contarán la gracia verbal por zoom a los abuelos porque no podrán esperar a que termine el confinamiento. Que un escolar diga “abrido” es para ponerle un uno, pero que un parlamentario diga “abrido” en plena sesión… es, al menos en mi opinión, para decidirse a restarle el voto en las próximas elecciones y en tiempos en que cada movida que hacen, según ha quedado claro especialmente en estos últimos días, tiene como finalidad candidatearse para un nuevo período.

Pero démosle una opción. Pensemos que este diputado cuyo nombre jamás había oído y que ya olvidé, simplemente sufrió un lapsus que cualquiera puede tener. Tal vez se tupió como el general Charles de Gaulle, que ostentando la Presidencia de Francia llegó a Santiago y en su  discurso principal, en vez de referirse a Chile, nombró ya no recuerdo a qué otro país latinoamericano también incluido en su gira. Ese fue un faux pas o gaffe en francés… por tratarse de De Gaulle.

Pero claro. Los estadistas pueden darse el lujo de meter la pata en sus discursos. Dicen tantos y viajan de un lado a otro que hasta pueden marearse.

Pero que un diputado, con dieta y más encima asesores,  con menos desgaste que el general De Gaulle, diga abrido...

No quiero equivocarme. Quizás estamos ante un gran estadista y yo no me he dado cuenta. Todo puede ser.

 

Lillian Calm

Periodista

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